La marea baja, el horizonte y las estrellas tornáronse vivaz tras la noche,
el eclipse marca el destino de dos instrumentos de vida aislados en el tiempo,
una sonata de olas emergidas por el viento vibran marcando el son del más recóndito silencio murmurado desde el mar,
¡Vida! vida mía, yace aquí,
en una isla errante, bañada de colores,
abarrotada de murallas que yo misma he construido,
porque temo del que teme, huyo de los que huyen,
y escribo a la tierra que me vio nacer desde un lugar visible en la gran inmensidad: mi corazón.
- Noritza K Pizarro L

Comentarios

Entradas populares de este blog