Es capaz de hacer con una sonrisa el mundo vibrar, una constelación reposa en sus mejillas como antesala de lo infinito y profundo de su mirada. Es cálida, es serena y el tiempo se detiene en breve cuando sus besos acarician cada cicatriz de mi ventrículo. Las palabras escapan de control cuando intento definirla, un abrazo suyo en la vista más cierta y precisa donde reina la calma, el fuego se disipa y puedo abrir de nuevo las alas y emprender el vuelo.
Pienso que, el destino nunca es un lugar, son las personas y cada una de las experiencias.
Mi vida transcurre y reclama justamente eso, Vida.
Nunca me he considerado tan fuerte pero con ella siento el furor y el aire de quien es capaz de correr maratones enteras, librar batallas y cantar a pulmón abierto.

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