Permíteme cerrar los ojos en este instante, quiero verte y
sentir de nuevo como todo mi cuerpo encaja a la perfección en ese arco de tus
brazos, tan fuertes, tan cálidos y revitalizantes que cualquier día malo podía
componerse en ellos. Recuerdo que dijiste un día que para saberte vivo debía
poner música, pero ahora comprendo que esa melodía debía aprender a oírla aun
en el silencio, debía identificarla en el aire, en una sonrisa, un abrazo o
todo aquello que me rozara la piel, todo aquello que desfilara a través de
estos ojos que son tan tuyos como míos; y ahí habitarías siempre.
Aquí estoy
bailando con los pies en suelo y la mente llena de sueños.
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